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jueves, 26 de febrero de 2009

GT200: Pemex también fue estafado

En esta esta entrada, en la que mencionábamos el robo en dospoblado que sufrió la Sedena —y con ella, todos los mexicanos que pusimos con nuestros impuestos el dinero— cuando compró a precio de oro unas varitas mágicas modernizadas conocidas como GT200 (pistola molecular, detector molecular, ouija del diablo o como quieran llamarlas), señalamos en la postdata del 25 que luego de una amenaza de bomba en instalaciones de Pemex en Villahermosa, se había declarado el área libre de explosivos utilizando este aparato.

Cuando leí la nota de La Jornada, pensé que quien habían realizado la búsqueda de explosivos con el GT200 era personal militar, pero parece que no. En Pemex podrá haber ingenieros de primer nivel, pero fuera de su campo profesional parece que no son muy duchos pues acabo de enterarme que decidieron desembolsar la módica cantidad de $2.271.186,75 para hacerse de una cantidad indeterminada de estos artilugios:




Como ya hemos dicho, el GT200 es una versión modernizada de las varillas que usan los zahoríes para buscar agua y otras cosas, y que como éstas, no tiene ninguna posibilidad de encontrar nada más allá de lo que se espera de la casualidad, pues su funcionamiento real se basa no en cháchara pseudocientífica y propaganda engañosa como la que usan los vendedores de este aparato para marear la perdiz, sino en lo que se conce como efecto ideomotor.

Insisto, lo grave, o mejor dicho, lo más grave no es que nuestros funcionarios estén demostrando su falta ya no digamos de conocimiento científico, sino del más mínimo sentido crítico, ni que estén enriqueciendo a una partida de estafadores con nuestro dinero; no, que a fin de cuentas ya estamos más que acostumbrados a eso en este país, sino que usar estos aparatos que no sirven para nada como si fueran detectores de explosivos se pone en riesgo la vida de las personas. No sólo la del operador del dispositivo en sí, sino la del público en general que confía en que estos especialistas sepan hacer su trabajo.

Esto es poco menos que un crimen, en serio. Todavía no se ha registrado una tragedia por confiar en estas cosas para buscar explosivos, pero si no se hace algo pronto, sólo será cuestión de tiempo.

Sinceramente creo que es necesario, urgente, que esta información se difunda más allá de las fronteras de este humilde blog perdido en el ciberespacio.

A.T.

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